Mi buen Amigo Paco "El Marqués", me pidió que organizara una "rutita" para este "finde". Pues dicho y hecho.
Para esta ocasión, también nuestros Amigos de la Tostá, han querido unirse a nosotros, de modo que para estar a las 9h en su sitio habitual de salida, quedamos los del Aljarafe en Camas, junto a la casa de nuestro apreciado Jesús, que en esta ocasión no ha podido acompañarnos.
Quince pedaleadores nos hemos dado cita en la Rotonda del Alamillo, desde allí saliendo por San Jerónimo tomabamos el Cordel de Brenes con el fresco matutino. No a mucho tardar habíamos de encontrarnos nuestro primer obstáculo, un barrizal, ocasionado por el trasiego de maquinaría de una cercana gravera, que a punto ha estado de variar el camino previsto, pero... como nosotros somos así y, al fin y al cabo, lo que llevamos son bicis de montaña pues, "pa'lante".
Ya por esta zona, la Vega del Guadalquivir, el viento en contra empezaba a hacerse notar un poco entrandonos del norte. Pero pronto a buen ritmo llegamos a La Rinconada y, en un "plis" a Alcalá del Río. ¡Que magnificas vistas hay desde la Plaza de España de esta localidad ribereña!
A partir de aquí, nuestra ruta toma rumbo norte, y es en este momento, cuando vamos a empezar a notar el viento de verdad. Salimos de Ilipa Magna por junto al Cementerio, por el Camino de la Carrasquilla y, aunque el terreno en en ligera bajada, hay que poner empeño en el pedaleo para, a duras penas, avanzar.
Aún así no tardamos mucho en alcanzar la pedanía de San Ignacio del Víar, un pequeño pueblecito dependiente del Ayuntamiento de Alcalá donde nos disponemos a tomar un reconstituyente, en esta ocasión en forma de cafelito y tostada con aceite, tomate y jamón. A fe mía que cumple con su labor de reponer fuerzas.
No obstante, terminado nuestro desayuno, hemos de volver a tomar el camino hacia donde viene el aire. Ahora es el Camino de El Chaparral en que nos lleva hacía las primeras estribaciones de la Sierra Norte de Sevilla. No hemos de subir mucho para encontrarnos con el Camino de Santiago en la zona de La Zahurda, y aquí es donde, dando un giro de 180º a nuestras monturas, iniciamos el regreso a Sevilla.
Vertiginoso descenso el de este tramo del Camino de las flechas amarillas, en un santiamén, bajamos desde los casi 170 metros de altitud a los 10 a los que se encuentra el río Ribera de Huelva junto al que "volamos" rumbo a casa. Cantos rodados gordos y hermosos charcos alfombran este tramo de... vamos a llamarle "camino".
En este punto, se me ocurre que como sigamos, por asi decirlo, por el camino de regreso fácil, nos vamos a plantar en casa demasiado temprano. Vamos que no se va a apetecer ni una cervecita. Pues eso, se me ocurre que podemos cruzar el río por el Vado de La Torre y regresar buscando La Algaba por el trazado del antiguo Ferrocarril de las Minas de Cala.
.-¡Oye, que chulo, pues si!
Y "pa'llá" que nos vamos. Claro que el vado, no es otra cosa que una zona donde el Ribera de Huelva se estrecha lo suficiente para pasar con el agua por encima de los tobillos por un lecho de guijarros del tamaño de pelotas de tenis. Y nosotros empeñados en pasar sin bajarnos de las bicis. Ja,ja. Todos con los pies mojados. Y algunos con suerte de no haber probado el baño de milagro.
Pero no todo iba a ir sobre ruedas, nunca mejor dicho, una vez pasado el cauce de agua tomamos el antiguo trazado del ferrocarril.
Siempre me resulta entrañable, recorrer estos sitios por los que habrán pasado cientos y cientos de vagones cargados de las mas variopintas mercancías, en este caso mineral de las lejanas Minas de Cala y El Castillo de las Guardas. Maquinas de vapor, tirando de "reatas" de vagones, renqueando en un ir y venir sin desviarse de su camino de hierro.
Llegamos así al desaparecido puente sobre el Arroyo de los Molinos. Aquí para seguir por el camino del tren, hemos de meternos entre la orilla del arroyo y un sembrado unos doscientos metros pero... ¿porque no probamos a dar la vuelta por ese camino y así no nos embarramos de nuevo por la movida tierra del sembrado? .- Bueno, pues vale.
:( Lo que podían haber sido unos doscientos metros a píe, se convierten en casi dos kilómetros, tirando de la bici, ora por la orilla del arado, ora por la orilla también pero del río Ribera de Huelva, que en esta zona discurre en unos grandes meandros buscando su fusión con el Río Grande.
Pero todo pasa, y por fin regresamos al rastro minero.
Ligeros nos plantamos en La Algaba y mas ligeros todavía por el carril bici de la carretera A431, en San Jerónimo. A ver, con un fuerte viento empujando, ya se puede. Hasta 40 por hora llaneando.
Anda, venga, vamos a tomarnos unas cervecitas en la Papachina "pa" recuperar los 82 km que voy a contar cuando llegue a casa.
Aquí dejo la ruta.
Y aquí algunas fotos.
Aquí dejo la ruta.
Y aquí algunas fotos.